Davinia Palacios presenta...Mi Vikingo

jueves, 12 de abril de 2018





Hola! Hoy, si te apetece, nos vamos a ir hasta Noruega a conocer un poco más a los protagonistas de la nueva novela de Davinia Palacios, Mi vikingo, que saldrá a la venta el próximo día 19, y donde hay viajes en el tiempo y un amor en apariencia imposible pero que de alguna manera se resolverá, porque Ottar y Blanca parecen muy bien avenidos...A ver qué nos cuentan:

—Ottar, estate quieto, que nos están mirando.

Qué hombre, siempre pensando en lo mismo…Aunque ahora que él no escucha, yo también.

—¿Quién nos está mirando, pequeña?—pregunta socarrón.

—Sara y sus lectoras. Ya sabes, aquello que nos explicó Davinia, de que nos tenemos que presentar para que nos conozcan y se animen a leer nuestra historia.

—Tu vikingo. —dice Ottar, orgulloso.

—No, tu vikingo, no. Mi vikingo. Creo que será mejor que te marches un ratito a afilar la espada y dejes que sea yo la que empiece a explicar,  ¿te parece?

—Está bien, pero después quiero ser yo el que explique algo, que tengan los dos puntos de vista, no solo el tuyo. A veces eres muy exagerada.

—¡Ottar, fuera!

Me da un beso y sale por la puerta. Ahora ya puedo explicaros algo sobre él. Sobre nosotros.

¿Sabéis ese momento en el que piensas que tu vida es de cierta manera y que no es probable que puedas cambiarla? Por lo menos no de manera muy significativa; algún pequeño cambio pero siempre dentro de un orden, de una consonancia con todo lo que has hecho y vivido siempre.

Pues yo pensaba eso sobre mi vida, no estaba muy contenta con algunos aspectos pero tampoco esperaba más.

Y aquella noche fue más. Más multiplicado por infinito a su enésima potencia.

Mi vida simple, tranquila y monótona, cambió por completo en un abrir y cerrar de ojos, literalmente.

Aparecí en el tiempo de Ottar, y ya no hubo marcha atrás.

La primera impresión que tuve de él fue de un tipo primitivo, animal, salvaje, malhumorado y amenazador, todas las cualidades que no esperaba en un hombre del cual me enamoraría hasta la médula. Poco a poco esos defectos se fueron mostrando de otra manera, en sus acciones, en su forma de protegerme y de actuar conmigo y sus allegados, convirtiéndose en cualidades que ningún hombre podría igualar.

También me fijé en sus ojos y en su barba, fue algo que me llamó poderosamente la atención.

Cabe decir que, al igual que en un famoso programa de reality televisivo, la convivencia magnifica todos los sentimientos y hace más propicio que surja, primero la pasión y, después, ese otro sentimiento más fuerte que cualquier obstáculo o dificultad. El amor.

Pero cuando realmente te das cuenta de la grandeza inmensa de ese amor es cuando te ves privado de él…

—La espada está tan afilada que podría cortar un diamante.

Entra invadiendo todo el espacio con su gran cuerpo de guerrero.

—¿Ya estás aquí?—pregunto indignada por el poco tiempo que he tenido, ahora que venía la parte interesante.

—Sí. Un trato es un trato, ahora me toca a mí.

—¿Puedo quedarme contigo?

—Nada de eso, pequeña. Puedes ir a hacer lo que más te plazca.

Pues nada, yo soy Ottar, tengo veintisiete años y, aunque ella no se lo crea, estoy enamorado hasta las trancas.

Nunca pensé que las runas acertarían con tanta precisión lo que el destino me tenía preparado.

Al principio yo era reacio, cuando la saqué de la cascada, inconsciente y herida, tuve claro que sería más una carga que un gozo.

Al final resultó ser las dos cosas.

Su manera de ser, atrevida, valiente, a veces hasta un punto peligroso para ella misma, siendo tan pequeña como es… todavía alucino cuando recuerdo como quiso atacarme con un cuchillo…¡Ay! quién lo iba a decir, que aquella pequeña mujer, herida y aparentemente inofensiva, sería tan rápida.

¿Os ha contado que la rescaté, no?

Yo no quería que se quedara en mi casa demasiado tiempo, estaba acostumbrado a vivir solo, de vez en cuando con la compañía de Halldora, mi druida, pero nada más. Parecía que estaba habituada a vivir en las montañas, aunque en algunos pequeños detalles yo notaba que eso no era así. La observaba a diario y por las noches, mientras ella se debatía entre la vida y la muerte por las fiebres, la escuchaba hablar en ese idioma suyo. A día de hoy todavía no sé qué es lo que decía.

—Bueno, creo que ya es suficiente.—Blank ya está aquí.

—Pero si no les he contado lo más interesante…

—Mejor así.

Si tenéis ganas de conocer al dedillo y con todo lujo de detalles nuestra historia, no os perdáis la novela de Davinia, Mi vikingo.

—Tu vikingo. —dice Ottar.

—Mi vikingo. Tú eres mi vikingo, pero el libro se titula Mi vikingo.


¿Cómo te quedas? Vaya pareja!! Si este trocito te ha sabido a poco aquí tienes un fragmento del libro, una de las partes del principio, cuando todo es desconcierto, tanto para Blanca como para tí, que lo estás leyendo...



—¿Ya estás despierta? Ten cuidado o te harás daño en la cabeza.

Me resistía a abrir los ojos. Otra vez aquel idioma que entendía pero no sabía cuál era. Ahora lo diferente fue la voz. Esa voz masculina, poderosa, dura y peligrosa. Habló despacio, seguro de lo que decía y con contundencia.

—¿Entiendes mi idioma? ¿Mujer? —Se sentó en la cama a mi lado y apretó levemente mis costillas. El dolor me retorció y mi mano fue directa a su garganta.

—¡Sí! —siseé y miré la mano que tenía en su cuello, apenas abarcaba la mitad de este. Era el cuello más ancho y fuerte que había visto jamás. Me asusté de mí misma y empecé a retirar la mano, cuando él la cogió por la muñeca con fuerza y la miró.

Ese movimiento pareció pillarlo desprevenido, pero sus facciones no dejaron que notara nada más.

—Eres rápida. Pero pequeña. Contéstame cuando te hable. ¿Entendido? —Sus dedos se clavaban en mi pequeña muñeca, mientras yo asentía sin dejar de mirar sus ojos. Podría retorcerme el cuello sin ningún esfuerzo y yo seguiría hipnotizada por sus ojos.

—¿Cómo te encuentras? Aparte de las costillas, ¿te duele algo más?

—El hombro derecho, la herida.

Se acercó a mí y, bajándome parte del vestido para enseñarme la herida, dijo:

—Por esta no tienes que preocuparte, está curando bien. Debes curarte las de aquí —Colocó su gran mano, ahora con más cuidado, sobre la zona de mis costillas.

Asentí de nuevo y cerré los ojos ante el dolor que sentía. Pero ese calor que desprendía su piel me hacía temblar y me calmaba.

—¿Cuándo he llegado aquí? —me atreví a preguntar.

—Hace una semana que te traje. ¿No lo recuerdas?

Varias opciones pasaron por mi mente pero decidí quedarme con la amnesia. Podía decir que no recordaba nada por la caída de la cascada, estaba claro que me había llevado algún golpe en la cabeza.

—No recuerdo nada más que cuando te vi en la cueva de la cascada —Bajé la mirada hasta su barba, recordando que deseaba tocarla.

Él se dio cuenta de ese detalle y quitó su mano de mis costillas para pasársela por su rubia y larga barba.

Era guapísimo, peligroso y salvaje, pero sin duda el hombre más guapo que había visto jamás. También era el más grande y fuerte que había visto. Un vikingo salvaje en toda regla. Tenía ganas de ponerme de pie solo para saber por dónde le llegaba. Sus labios seguían siendo una línea firme y dura. Sus ojos azules se clavaban en los míos en busca de respuestas a preguntas no formuladas. ¿Vería algo distinto en mí? ¿Se daría cuenta del hecho de que yo no formaba parte de este sitio ni de sus costumbres? Aunque mi cuerpo parecía actuar con propia voluntad y favorablemente con lo que se esperaba de él en un sitio como este, yo no estaba muy segura de pasar desapercibida.

¿Qué me pasaba? ¿Estaba destinada a llegar a este lugar? Mi mente pensaba en castellano pero no dudaba cuando debía hablar otro idioma. Nunca antes había hecho defensa personal ni utilizado ningún tipo de arma pero mi cuerpo reaccionaba como si eso fuera lo normal para él, de la misma manera que si hubiera pasado horas entrenando.

—Debes alimentarte, apenas has tragado algo de caldo. Si no comes, no te curas y en la cama no me sirves para nada.

Espero que te haya gustado este viaje exprés a tierras nórdicas y te hayas quedado con ganas de conocer más de Ottar, Blanca, el cómo y el por qué. La semana que viene reseña!

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